Podríamos comenzar esta entrada hablando de diferentes libros tales como, por ejemplo, los libros de Santa Teresa de Ávila, o bien uno más contemporáneo de nuestros días, Historia de España contada para mis nietos.
Este último libro, que compré aquí donde estamos, en este destino del que vamos a hablar, Ávila, despertó en mí una gran inspiración por conocer España y más en concreto los grandes tesoros que esconde Castilla y León.
Pero como decimos estamos en Ávila, una ciudad Patrimonio de la Humanidad, que se esconde bajo la Sierra de Gredos tras las murallas donde guarda del frío sus iglesias, palacios, así como cualquier vestigio que ha habido de los grandes de la literatura mística que dejaron su huella en esta ciudad.
Santa Teresa de Jesús es patrimonio de esta ciudad, pero más allá de esta mística encontramos cosas más de andar por casa aunque puede que sepan también a cielo, pues nunca se sabe adónde nos puede llevar el famoso chuletón que sirven en Ávila junto a sus asados.
Porque en Ávila, no solo se trata de ver una ciudad una tarde e irnos al día siguiente cuando cojamos el coche por las carreteras castellano leonesas.
Ávila es una ciudad que hay que respirar, y si nos centramos en su muralla, veremos como nos encontramos ante uno de los recintos que se han amurallado en la Edad Media, que han llegado mejor conservados hasta nuestros días.
Y decimos que ha sido así ni más ni menos que comparando con toda Europa. Así es como sus kilómetros de muralla, en concreto, 2500 metros de recorrido se encuentran jalonadas por otras 2.500 almenas, formando el casco histórico de esta ciudad donde, como decimos, se albergan numerosas iglesias, tranquilos paseos, restaurantes y tiendas.
Seguimos intramuros y vemos como entre sus toques medievales, como cuando visitamos la plaza de la Vila también hay vestigios y pequeños reflejos en esta ciudad del Renacimiento, como cuando vemos diferentes mansiones o Palacios, como el Palacio de los Valderrábano.
Como hemos dicho, en esta ciudad es preciso tener muy claro que tiene una gran influencia de los místicos españoles, pues no sólo Teresa de Jesús estuvo aquí sino su maestro San Juan de la Cruz, que es conocido no sólo dentro de la cultura religiosa española sino en todo el mundo católico.
Y es que aquí está la casa natal de Santa Teresa, sobre la que se construiría en la plaza de la Santa un convento, alrededor del año 1636. Dicen que por aquí jugaba la pequeña niña antes de convertirse en lo que un día iba a ser, una santa castellano-leonesa cómo ha habido pocas.
Ahora nos vamos fuera del recinto amurallado, y vamos a ver más monasterios y sobre todo una edificación importante del siglo XII, que es la Basílica de San Vicente. Se trata de un ejemplo del románico bastante práctico y bello a la vista, y que es muy bien recordado por todas las personas que han venido a esta ciudad y que han visto como nada más salir de sus muros se encontraban con esta magnífica Basílica.
La iglesia de San Pedro también es un ejemplar importante y una de las iglesias más antiguas de la ciudad. Si bien esta es más sobria de lo común, tiene un rosetón cisterciense en la portada que destaca respecto al resto de obras arquitectonicas de Ávila.
Aquí también venían los reyes, como por ejemplo en las visitas que hacían nuestros monarcas al Monasterio de Santo Tomás, de estilo gótico isabelino que se construyó durante el reinado de los Reyes Católicos.
Los Reyes Católicos y la España que estos forjaron, es una época muy bonita para estudiar cómo son las raíces españolas originarias de la Edad media.
Una época interesante, entre otras, de las cuales salió el descubrimiento de América y que se caracterizó por una gran actividad tanto nacional como internacional, que llevó a España a ser el imperio en donde no se ponía el sol.
Para despedirnos, os vamos a dejar comiendo aquí, en el restaurante. ¿Qué os parece si antes de atacar el chuletón de ternera de Ávila, degustamos unas judías de El Barco de Ávila de Denominación de Origen propia?
No olvides comprar las yemas de Santa Teresa, hechas de huevo a base de azúcar, que sin duda harán las delicias de todas aquellas personas a las que las obsequiamos como recuerdo de nuestro gran viaje.
Como nota final, si bien Ávila tiene numerosos sitios que ver, existen también hostales, hoteles y parajes donde podemos venir a dormir y pernoctar sin necesidad de recurrir a un afamado Parador Nacional.
Porque aunque el Parador de Ávila es un lugar estupendo, en el antiguo palacio de Piedras Albas, en Ávila hay oferta hotelera para todos los gustos para disfrutar de esta tranquila y silenciosa ciudad, que sin duda es una auténtica perla.