La ciudad de la que vamos a hablar ahora es ciudad de autores y literatos tales como Schiller y Goethe. En Weimar está una de las cunas de la cultura alemana, donde también genios musicales como Franz Liszt pasarían los años más creativos de sus vidas.
La ciudad teutona de Weimar está localizada en el Estado federado de Turingia, en la República Federal Alemana, y como hemos mencionado tiene un patrimonio cultural amplísimo.
Bañado por el río Ilm, se sitúa a las faldas de la montaña de Ettersberg, y también entre sus muchos perfiles culturales es el centro de conocimiento de movimientos culturales que serían expandidos por toda la geogría alemana, como el de la Bauhaus.
Con muchísimos elementos que serían nombrados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se cuenta que el mecenazgo en el pasado de los duques de Sajonia-Weimar-Eisenach, llevaría a muchos eruditos y escritores a vivir este particular punto de encuentro entre grandes de la cultura alemana y europea.
No en vano y tal vez a la vista de esto, esta ciudad sería después nombrada como Capital Europea de la Cultura en el año 1999. Al estar situada a las faldas de la montaña de Ettersberg, está bastante protegida tanto en el norte como en el noroeste en lo que se refiere a clima, lo que se traduce en unas temperaturas más cálidas que en el resto de Turingia.
Y aquí es también donde surgió la históricamente famosa República del Weimar, que duraría un abrir y cerrar de ojos, de 1918 hasta 1933. República que tendría su propia Constitución pero que después sería lapidada por el triunfo del régimen nazi en 1933. Régimen que acabaría más tarde instaurando el Tercer Reich alemán.
Pero como decimos es a nivel artístico y cultural donde esta ciudad tiene un patrimonio vastísimo. Aquí es donde encontramos el punto de encuentro entre corrientes como el Expresionismo más tardío de la pintura y la literatura, como las nuevas forma de ver las cosas que trajo el Realismo que tuvo lugar durante los años de la Gran Depresión.
Autores como Bertolt Brecht, Alfred Döblin, Heinrich Mann, Erich Maria Remarque o Stefan Zweig encontrarían aquí un idóneo lugar para inspirarse y escribir. Así también ocurrió con la Bauhaus, fundada por Walter Grupious y que se constituiría con el tiempo en uno de los principales estilos arquitectónicos del siglo XX en este país.
Sin duda esta ciudad, con sus muchísimos elementos protegidos por la Unesco merece la pena, y hará las delicias de los paladares más culturales.
El lugar donde vivían personas muy gratas para la cultura como Martín Lutero, Johann Sebastian Bach o escritores como los ya mencionados Schiller y Goethe, merece sin duda la pena ser visitado, tanto si se va de paso como si es el destino único que visitemos en Alemania.
Y es que es, por así decirlo, la fuente de la que mana toda la intelectualidad alemana, verderiza y primaveral como todas las galerías de arte y museos que florecen aquí. Véanse también instituciones como, por ejemplo, la sede del Teatro Nacional Alemán.
Porque, para concluir, recordemos y no olvidemos como en lugares de interés como el Hotel Elephant, llevan hospedándose durante más de tres siglos los más grandes genios y luces de la cultura alemana, como inmortalizaría algún día en su novela «Lotte en Weimar» el mismo autor Thomas Mann.