Tal vez muchas veces a la hora de viajar nos dejamos llevar por tópicos, que si bien no dejan de ser ciertos nos impiden y quitan de percibir otros sabores.
Otros sabores y gustos que tienen los diferentes países de Europa para el viajero que va a descubrirlos.
Hablamos de vino, de cruasanes y de baguettes en la Francia en donde tuvo lugar la Revolución Francesa que instauró los valores liberales en lo que hoy conocemos por democracias de los países de Europa.
Y aquí sin salir de este bonito país nos vamos a la capital del Languedoc Rosellón, que no es ni más ni menos que una ciudad situada cerca del mar Mediterráneo como es Montpellier.
Una ciudad que consta de elementos del patrimonio mundial de reconocido prestigio, así como de lugares que son únicos y modelos de urbanismo para otras ciudades, como son los barrios de Odysseum, Antigone o Port Marianne.
Porque si bien es cierto que ciudades como París o Niza se llevan la palma de los turistas que visitan Francia, una potencia turística en cuanto a receptora de viajeros tan solo reñida por Italia o España, también hay otros lugares que ver.
Y es que si queremos ir a lugares menos típicos y más proclives a sorprendernos, visitar esta ciudad puede ser un estupendo plato para degustar a la vez el Mediterráneo con lo más ordenado del urbanismo francés, en una mezcla que pocas ciudades entre ellas Montpellier pueden ofrecer.
Y es que Montpellier, que se describe muchas veces como un mosaico de diferentes ambientes y texturas turísticas, se puede alcanzar yendo desde París en tren o bien incluso desde la española Barcelona, a la cual también se puede llegar en avión y coger desde ahí algún otro tipo de transporte.
Como dicen algunas fuentes, se trata de una ciudad milenaria, creativa y audaz y ante todo mediterránea para explorar cada uno a su propio ritmo.
Y es que si dejamos el último día como solemos hacer en cada viaje para nuestras compras, podremos encontrar en esta ciudad diferentes actividades para realizar así como visitas guiadas, y visitas a monumentos.
Ya que aunque sean notas que parecen más bien curiosas, esta ciudad fue el lugar donde nacieron o al menos vivieron personajes ilustres como Ramón Llull, o el propio Nostradamus, del que se dice que profetizaría sobre el futuro a unos cuantos años vista, para la desesperación o sorpresa de sus lectores.
Además es una ciudad en pleno estado de ebullición, lo cual se puede comprobar en que se ha convertido rápidamente en la octava ciudad en número de habitantes del país, habiendo duplicado su número total de habitantes hasta formar en la actualidad un conjunto 1.500.000 montpellierinos incluyendo el área metropolitana, desde los años 50 hasta nuestros días.
Pero si hablamos de originalidad en sus atractivos turísticos y monumentos también estamos en el lugar adecuado, y no hay más que ver por ejemplo el original pórtico de la Catedral de San Pedro, siendo un ejemplar que pocas veces vamos a ver en otros lugares y rincones de Europa.
Y es que esta ciudad francesa tiene hasta 106 edificios que se han clasificado como Monumento Histórico Nacional, como por ejemplo el museo Fabre, con obras históricas que van desde el barroco hasta nuestros días pasando por movimientos como el realismo.
Aquí también fue dónde el primer jardín botánico francés se creó en el año 1593, el llamado Jardin des Plantes. Y aquí ni más ni menos se encuentra también la primera Facultad de Medicina del mundo en Université Montpellier.
Facultad en donde, como hemos mencionado, estudiarían personajes muy ilustres como el propio Nostradamus.
Destacable es que esta universidad y su facultad médica se crearía alrededor del año 1220.
Todo esto deja abierta una visita para cada uno de los miembros de la familia ya sea si nos gusta el mar, o lo sofisticado de la ciudad.